Una nueva voz en defensa del cultivo nacional
La Australian Cannabis Cultivators Guild (ACCG) ha sido oficialmente lanzada como la primera organización que reúne a aproximadamente el 80 % de los cultivadores de cannabis medicinal con licencia en Australia. Su objetivo: reformar la regulación del sector, frenar la avalancha de importaciones y garantizar que los beneficios económicos del cannabis prescrito se queden en casa.
El mercado australiano del cannabis medicinal está en plena expansión, pero los productores locales aseguran que las condiciones actuales ponen en riesgo la sostenibilidad del sector.
Altos costes para los locales, barra libre para los extranjeros
Uno de los primeros movimientos de la Guilda fue el envío de una carta al ministro federal de Salud, advirtiendo sobre posibles «fallos catastróficos» en la industria si no se aborda la desigualdad regulatoria.
La queja central es clara: las empresas extranjeras pueden importar cannabis medicinal sin pagar licencias ni permisos, mientras que los productores australianos deben afrontar costes anuales de hasta 50.000 dólares australianosen trámites, auditorías e inspecciones.
El resultado es una inundación de productos importados más baratos que amenazan la viabilidad de los cultivos nacionales.
Canadá, principal exportador… y mercado inaccesible
La Guilda también ha señalado la falta de reciprocidad comercial, especialmente con Canadá, el mayor proveedor de cannabis medicinal para Australia.
Aunque las empresas canadienses exportan libremente, Canadá prohíbe la importación de productos australianos. Y aunque se levantara la restricción, la sobreproducción canadiense haría casi imposible competir en ese mercado.
Una oportunidad económica desaprovechada
Según la cadena ABC, el traslado de la producción fuera de Australia ya ha supuesto la pérdida de unos 5.500 empleos potenciales. Para la Guilda, se trata de un error estratégico: con mejores políticas, Australia podría crear miles de puestos de trabajo en agricultura, manufactura, logística e investigación.
Entre los miembros actuales se encuentran empresas destacadas como Tasmanian Botanics, ECS Botanics, Cannaponics y Cann Group. En total, la organización cuenta con 18 cultivadores con licencia.
La ACCG se presenta como un actor político dispuesto a impulsar leyes más justas, sensibilizar a los legisladores y garantizar que la regulación del cannabis responda a criterios científicos y económicos.
Buen comienzo, pero sin garantías
A pesar del impulso inicial, expertos del sector advierten que muchas asociaciones similares en otros países han perdido fuerza con el tiempo, por falta de recursos o de apoyo político.
La ACCG, sin embargo, confía en que el contexto australiano es diferente. De acuerdo con un informe del Pennington Institute, se espera que los australianos gasten más de mil millones de dólares australianos en cannabis medicinal con receta en 2024. Solo en 2023, el 61 % de esos productos fueron importados, lo que representa una gran fuga de capitales que podría invertirse en la economía local.
Mientras se conforma el nuevo gabinete de Anthony Albanese tras las elecciones federales, los productores esperan que el mensaje llegue a tiempo.
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